03 enero, 2018

De repente todo y nada cambia en 10 minutos

Como si hubiese estado dormida y de repente despertase, me diese cuenta que la realidad en la que estaba sumergida solo era una ficción inventada inconscientemente por superprotección, algo que he criticado tantas veces y yo misma he caído en la trampa.

Protección hacia qué?
Hacia quién?

Miedo a la vida?
Miedo a mi misma?

Cuando la creencia de la seguridad no existe y es efímera!!!

Quizá porqué mi alma no está hecha para la seguridad en ocasiones me siento suicida de la, en la nada. En realidad el suicidio es la inacción.

Dejar de vivir tu vida, para vivir esa otra vida, sin ser consciente que son tus días los que pasan en un teatro que no representa tu historia, sino otra.

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Llegar a la conclusión de querer recuperar de nuevo tu vida no es fácil.

Simplemente porqué estás inmerso en un bucle complaciente aparentemente sencillo por el que te dejas llevar.

Pero, una noche al raso, cigarrillo en mano contemplando las estrellas, mientras el resto de las personas están al abrigo del hogar, del calor que dan una conversación, unas risas y unos cantos, te das cuenta que eso solo te satisface al 60%, el otro 40% está contigo, solo en la oscuridad de la noche, al frio y como única compañia, tus pensamientos. Sentimientos sinceros entre el humo que inunda tus pulmones y sale lento, tímido, relajado por tu boca sin pronunciar una sola palabra. 

En ese momento te das cuenta, eres consciente de que ese 40% pesa más que el 60% restante. 

Te das cuenta que ese 40% es solo tuyo, tus verdades, tus deseos más intimos, tus secretos más ocultos. Que nadie te los puede arrebatar si tu no quieres.

Con el cigarrillo consumido, sumido en tu YO más profundo, decides volver al 60% y de repente todo y nada a cambiado en apenas 10 minutos.

Vuelves al 60% con el 100% de tu 40%




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