26 agosto, 2010

VIDA


Hace mucho tiempo, con tan sólo 9 años descubrí que para aumentar la familia, es decir para abrir los brazos a un nuevo miembro, antes otro del mismo seno genealógico a de fallecer. Una teoría que hoy a mis 38 he tenido el placer y el disgusto de corroborar en cada ocasión y si fallar si una sola vez.


No tengo hijos aunque me gustaría tenerlos algún día. Cada  vez que pienso, que traer a este mundo una nueva vida significa privar a otra persona de la suya. Me recorre el cuerpo un tremendo escalofrío.

El viernes de duelo y hoy de celebración, un nuevo cuerpo ha llegado al planeta tierra, algún ser ha llegado a nuestras vidas. No sé de donde viene, no sé qué bagaje espiritual carga a sus espaldas, nunca (creo) lo sabré. Pero sí, puedo afirmar, que con su llegada nos ha hecho tomar consciencia, a todas y cada una de las personas que estábamos en la sala de espera del hospital de nuestros verdaderos deseos, de nuestras frustraciones, de nuestro potencial expresivo ante las diferentes emociones y como no de nuestros miedos siempre presente, constantemente rondándonos muy de cerca.

En estos momentos es un libro en blanco, aunque algunos afirmen que el libro ya está escrito, en parte puede ser cierto, en parte creo que él mismo y sus vivencias, sus aciertos, sus errores, su propio aprendizaje irá definiendo cada página de ese hermoso fascículo, que será su tránsito por esta vida que ha empezado hoy, 26 de agosto de 2010 en el preciso momento en el que el reloj marcaban las 19:13 y con el traje que ha elegido, de corte masculino y marca Hugo Ortín Alba.



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