12 diciembre, 2010

ALGO EXTRAÑO


Empiezo la tarde bien, alegre, con ganas, con energía. De repente algo extraño oprime mi pecho, me ahogo, congoja en la garganta, no puedo respirar. Palabras quedas y trabadas luchan por ascender lentamente en mi faringe. Quedan atrapadas. Prisioneras tras las rejas de mi angustia. Aire comprimido buscando una salida, ojos llorosos, vidriosos, grandes lentes de sol los ocultan. No los quiero cerrar pues sin duda se van a desbordar, efectivamente, incluso sin parpadear tímidas lágrimas surcan mi cara.

Pulmones compungidos asfixiados por el dolor van a estallar. El poco aire que respiro quema al pasar.

De repente, sin saber cómo ni por qué, atino a dar una profunda y larga bocanada de aire quedando mi mente en blanco, parecía estar desconectada de este mundo.

En la niebla apareció tu rostro, tal cual, con toda su expresión. Al instante volví a la realidad, al instante mi cuerpo se descongestionó, me sentí libre, mis secos por arte de magia. Tu faz mirándome contemplativo seguía ahí, suspendida, imposible de no ver. Fue entonces cuando comprendí que era tanta la conexión entre ambos, que alcancé a sentir lo que tu corazón sentía, pobre de mí y pobre de ti más aun. Pues yo tan solo sentí vago reflejo de tu sentir.

Durante largo tiempo quedó tu imagen suspendida en mi retina, podía verte, mirar tus ojos y ver su expresión, profundizar en tu interior, oír con fuerza tu motor, instaurada nuevamente paz y armonía.

Tu dolor era mi dolor, que ya apaciguaba su furia.



No hay comentarios: