Al oír esta canción me transporto a un mundo mágico, donde cualquier cosa puede ser posible. Me imagino caminando sobre el agua tibia y calmada del mar en un cálido amanecer, batiendo mis brazos tan fuerte que mis pies ya no tocan materia sólida, me siento acunada entre la suave brisa que planea sobre el planeta.
De repente el aire embravecido sopla fuerte, agitando mi relajado y complacido cuerpo, lo hace viajar,rápido, audaz, firme… despunta el día y yo… detenida en la alta cima de una gran montaña desde donde absorta contemplo el horizonte...
Se acabó la canción, ya no estoy caminando sobre el mar, mis brazos quietos, ya no sueñas que son alas, tampoco oteo el horizonte…
Vuelvo a la realidad, mi realidad. Sentada en mi artesano y confortable sofá heredado, con el portátil sobre el regazo me dejo llevar escribiendo estas palabras.
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