10 noviembre, 2010

Carta a un amigo


Carta a un amigo

Desde la distancia, tu mutismo se vuelve misterio, un silencio compartido solo al cincuenta por ciento, pues yo, sigo manteniendo la esperaza, que algún día, indiferente en el tiempo decidas romper tu silencio para conmigo. Después, de no se cuanto tiempo, estoy escribiendo estas letras sobre blanco lienzo y mis manos,… siguen temblando.
Hubiese detenido el tiempo en aquel preciso instante en que no te miraba a ti, sino dentro de ti, para la eternidad. Una atmósfera imposible de igualar en el espacio/tiempo, pura alquimia.
Sentí miedo en tus movimientos, en tus palabras, y… me alejé.
Ni un solo día he dejado de pensar en ese instante, entonces me siento...(no encuentro palabras para definirlo) y veo, lo que ni tú, ves en ti.
Una mente que quiere ser racional pero tu alma es cándida, en tu alma hay una pureza en la que no crees. Sin dejar aflorar la luz secuestrada en su interior.
Desde la distancia, cierro mis ojos, te veo robando fotos al pasado, anónimo en tu balcón. Divertido, curioseando, espiando, esperando. En la distancia añoro tu conversación, tus sueños atemporales, tu sed de otros mundos, tu búsqueda,…
Sigue en pie, esa propuesta formulada, aquella truncada por el destino, sin reproches. Cuando algo se ofrece desde el corazón, siempre perdura. El ofrecer una “chispita”, algo diminuto, casi imperceptible en ese tu camino, en tu búsqueda.
Apenas nos conocemos, es cierto. Es posible que mis palabras hayan sido malinterpretadas en ocasiones, por desconfianza, por incertidumbre, por atrevimiento, por desconocimiento. Quizás en otras vidas hayamos tenido algún tipo de relación, pasado o futuro o presente, no creo en el concepto tiempo.
Me detengo, escucho mi interior, no se comó ni por qué, con qué intención, cual el motivo, no es obsesión, simplemente atención. Me reclama una atención especial hacia ti, una inquietud que no comprendo. Quizá un sentido/sentimiento cósmico, kármico ajeno a nosotros.
Te defines como un “mar de dudas”, “una montaña rusa que sube y baja”, déjame decirte que todos somos una montaña rusa que sube y baja junto a la marea de un mar de dudas. Creo que es la quinta esencia de nuestra existencia, la duda, la evolución, la superación constante a la que nos sometemos a diario. Seriamos máquinas, sin incertidumbres. El miedo ayuda a crecer y yo personalmente prefiero ser miedosa en potencia.
Yo también tengo sed, sed de ti, como persona. Persona con sus defectos y virtudes, con sus penas y sus alegrías, con sus risas y sus llantos, con su sensibilidad y sus sentimientos a flor de piel. Esto es lo que nos diferencia del resto de la humanidad, de no ser meros números, robots. Esto es lo que nos hacer ser especiales a cada uno de nosotros, y tu eres muy especial. Si la mirada es el espejo del alma, la tuya no guarda nada para sí.

No hay comentarios: