23 agosto, 2010

Descubriendo



20 agosto 2010


Un día descubrí...

Un día descubría la amistad, ese estado compartido en su más profunda lealtad, donde no hay secretos ni retos, donde la palabra es insuficiente, donde un pensamiento al unísono no pronunciado es poderoso, donde una mirada cómplice equivale a una eternidad.

Un día descubrí al amigo, a la persona en la que confiar plenamente, en la que llorar sobre su hombro, en la que sus secretos son mis secretos y viceversa, con la que reír a carcajadas o entre dientes, con la que fundirse en un largo y emotivo abrazo, con la que soñar es tan fácil y al mismo tiempo me devuelve a la realidad.

Un día me descubrí, llorando, riendo, soñando, sumida en mi pensamientos secretos, con deseos de amar, de besar, de abrazar, anhelando un cómplice, un verdugo.



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