30 julio, 2014

Entre la razón y la emoción se encuentra la acción.



Ayer, tomando café con una muy buena amiga, hablábamos de sentimientos y emociones. Hablábamos de cuando hay que quitarse la venda de los ojos y ser más perceptivos a nuestro entorno. Hablábamos de cuando hay que reflexionar o dejarse llevar por el corazón.

La verdad, es que hay personas que no sabemos comunicar nuestros sentimientos, no dejamos que los demás se acerquen a nosotros y nos ponemos una coraza, intentamos protegernos del prójimo y en realidad, lo único que hacemos es alejarnos y  aislarnos de lo que realmente es importante para nosotros.

Los afectos, la capacidad de comunicar, demostrar lo que sentimos en cada momento es en sí pura catarsis interna y lo más curioso de todo es que somos por  lo general personas muy emotivas, en ocasiones "ñoñas" y cursis. Pero aparecemos siempre ante los demás como fuertes, mostrándonos inmunes a todo, con calma pasmosa y nervios de acero.

Cuando en nuestro foro interno, no nos identificamos con esa realidad externa que hemos creado, esa pantomima de nosotros mismos, esa marioneta desnaturalizada e irreal.

Solo unos pocos, los mínimos alcanzan a ver una pequeña porción de nuestro interior.

Pero este no era el trasfondo de nuestra conversación, sino que era incluso algo más profundo si cabe.

Toda persona tiene en sí, la capacidad innata de cambiar aquello que no le gusta de su vida. Toda persona debe tomar ciertas decisiones a lo largo de su andadura, subiendo a aquellos trenes que pasa una sola vez frente a ellos y que muchas veces dejamos escapar..., 

Quizás por no ser conscientes, por no tener las cosas claras, quizás por perdernos en divagaciones innecesarias y no pasar a la acción. 

Quizás por no haber reflexionado con anterioridad sobre  lo que queremos, en nuestro proyecto de vida, quizás por que estamos inmersos en esa rutina decadente que no nos deja ver aquello que llega, nuevo, renovado, aquello que siempre ha estado delante de ti y que nunca a sido consciente de ello, por que ni siquiera lo has querido ver.

El trasfondo de nuestra conversación nos llevó a ser aire, para desarrollar la capacidad creativa de adaptación, al cambio desde la reflexión previa para convertirnos en agua, para ser capaces de fluir desde los sentimientos nadando en un mar de emociones hacia el exterior. Y pasar a la acción mediante la palabra, los gestos,... Sin perder nunca el sentido de la esencia de uno mismo.

Dejar escapar las emociones de su profunda caverna para ser más sociable, más perceptivo al prójimo, más perspicaz y sagaz a las intuiciones, a las vibraciones que recibimos en cada estímulo, en cada momento de nuestras vidas y vivir en constante creación, para fluir desde el universo vital de cada ser hacia la sinceridad de las emociones intuitivas.


No hay comentarios: