13 septiembre, 2010

Las vueltas que da la vida 4


¡Buenos días mundo!




¡Gracias por no realizar aquella llamada!



Fueron las primeras palabras que inundaron la mente de la dama al abrir sus ojos, el sol entraba por la ventana mientras ella se desperezaba. Aun adolecía su maltrecho pie derecho, fruto de una noche llena de juerga, alcohol, bromas y tremenda caída al mal pisar el escalón de entrada al refugio. Sus movimientos eran lentos.



Dani, Chus y Javier decidieron salir a dar su último paseo antes de abandonar ese asombroso paraje. Empieza a teñirse de ocres, advirtiendo lo que será antesala del frío invierno.



Ella en su torpe caminar decide quedarse a hacer la maleta, leer un poco, reconciliar la resaca, salir al porche a disfrutar del tibio clima y reencontrarse con ella misma, en su actitud calma y serena. Respirar aire puro, Reiki, meditar y visitar por última vez el arroyo cercano, dejarse fluir.



Tras tomar el último sorbo de café ya sola en la cocina, sale al porche a sentarse en una de las cuatro sillas que rodeaban su respectiva mesa cuadrada. Apoyó el pie lesionado en el borde de una de las múltiples macetas que guardaban el umbral. Cerró los ojos y respiró, respiró, respiró tan profundo que creyó estallar sus pulmones. Repitió la acción tantas veces como le fue posible hasta que una llamada al móvil la retornó de su dulce trance. Le ofrecieron trabajo pero ella no estaba por la labor, era su tiempo y sus días de relax, así que educadamente pidió disculpas diciendo que en aquel momento no podía hablar y que la volviesen a llamar el próximo lunes, que no estaba en el taller y que no tenía su agenda a mano.



Que fastidio el pie seguía doliendo y de qué manera, así que realizó unos ejercicios de relajación y a continuación algo de Reiki, bueno de algo le tenía que servir su curso de iniciación a esta disciplina china. Así que ya relajada, dio gracias y pidió recibir energía universal para la auto sanación. Ya la recibió, vaya si la recibió, sus manos manaban un calor especial al tiempo que un suave y agradable cosquilleo, fruto de estar canalizando todo aquel potencial que le era enviado.



Perdió la noción del tiempo, dejó la mente en blanco y al volver a la realidad el dolor era menor, apenas perceptible, se incorporó y su caminar era mucho más fluido.



Fue en ese momento cuando se sintió con fuerza para bajar por el pequeño sendero de apenas unos metros hasta el riachuelo. Sentada en la orilla sobre una piedra y con los pies descalzos sintió el helor del agua en su piel, en sus articulaciones, en su corriente sanguíneo.



Y allí realizó su meditación favorita, aquella en la que uno vacía la mochila sobre el rio que fluye, la corriente arrastra y aleja todo aquello que ya no nos es útil o beneficioso en nuestras vidas, sintiéndolos más ligeros al despojarnos de retazos del pasado.



Para cuando sus compañeros de vacaciones regresaron ella ya había vuelto y estaba sentada en el sofá, frente al hogar apagado, leyendo ese fabuloso libro, absorta en la lectura no les oyó entrar.

Era pronto para el almuerzo, así que decidieron marchar y tomar un bocado por el camino, pues los padres de Javier llegarían esa tarde y ellos tenían que abandonar la que por unos días fue su morada, su rincón secreto, lugar de reencuentros, confesiones y confidencias.



Ellos también recibieron una llamada en su largo pasear, era Chantal, la novia de Dani, una chica encantadora, francesa y como se suele decir de buena familia. Tienen un chalet en Biarritz, Aunque ellos viven en Normandía. Dani la conoció estudiando en Londres. Desde entonces almas gemelas, inseparables que viven entre Francia, España y Reino Unido, aunque el sueño de ambos es poder alquilar un pisito en New York y alojarse allí.



Chantal al enterarse que estaban todos juntos les invitó a pasar lo que quedaba de semana en Biarritz, junto a su familia y unos primos que viajarían desde Madrid.



La verdad es que no lo pensaron dos veces, cuando creían que las vacaciones tocaban a su fin, se abrió una nueva oportunidad, una oferta que no podían ni querían rechazar. Se encontrarían con ella en ese espectacular pueblo de la costa atlántica francesa al anochecer, para la cena.



Tomaron carreteras secundarías pues les apetecía hacer una parada en la Sierra de Urbasa, y visitar uno de sus acuíferos, famosos y muy concurridos por los turistas.



Un espectáculo que ninguno de ellos quería perderse aunque Chus y Javier ya lo conocían. El resto del viaje se les antojó corto, ameno y pudieron disfrutar del bello paisaje de la sierra navarra y vascuence hasta llegar a Pasaia, pueblo de puerto fluvial donde existe un curioso bar de tapeo, los baños son enormes y antiguas botas de vino. Y su gastronomía exquisita.



La cena fue informal ya que los padres de Chantal llegarían el Sabado por la mañana. Así que se las apañaron con algunos frutos y hortalizas del huerto de los padres de Javier y ricas viandas que trajo la anfitriona típicas de la región para deleitar a sus invitados.



La velada transcurrió tranquila, salieron fuera a Sofitel Thalassa Miramar Biarritz , a tomar café, flipados estuvieron cuando vieron detenerse el coche ante tal majestuoso edificio. Ellos y ella uniformados con vaqueros, deportivas y algo informal que cubría sus torsos, Chantal les aseguró que a pesar de las estrellas figuradas en la puerta del establecimiento el ambiente era muy relajado. Aunque siguieron flipando, tanta sofisticación se les antojaba surrealista.



De regreso Chantal, Dani y Javier fueron a dormir, la dama y Chus compartieron unos cigarrillos, unas copas de un licor excepcional del mini bar del salón y una larga y confortable charla sobre ritos, mitos y otros aspectos del ser humano que se entienden hoy en día como tabú pese a sus múltiples investigaciones para acabar hablando de metafísica y fenómenos para normales.



El sábado transcurrió tranquilo, a eso de las 10:30 llegaron los padres de Chantal, encantadores y elegantes como ella. Les hicieron de guías turísticas por toda la localidad, sin duda un lugar donde pasaban sus vacaciones personas acaudaladas del país vecino.



El domingo por la mañana visitaron los alrededores, fantásticos. Almorzaron fuera en la gran terraza junto a la piscina. Barbacoa y para beber un buen champagne.



Dani se quedó en Biarritz y la dama, Chus y Javier regresaron a la Rioja. Donde ella subiría a su añorada casa andante para regresar a la realidad. Dejando tras de sí días de ensueño, fascinantes conversaciones, reencuentros con viejos y nuevos amigos, visitas a lugares increíbles y llevándose consigo el amor y cariño de todos. Sintiéndose la reina en aquel castillo custodiado por sus tres caballeros.



Y hoy lunes la dama baja de su corcel blanco, la obligación la reclama, los trabajos administrativos, los bancos, los teléfonos, el taller y preparación para su inmediato viaje a Francia, esta vez por trabajo.



No sabe cómo hubiesen sido aquellos días, si su móvil llega a sonar, pero después de haber cambiado su destino, su corazón se siente repleto de cariño, de amor incondicional por todo y hacia todo, pues formamos parte del todo y amándonos a nosotros mismos, amamos al universo y por esa regla de tres, amando al universo, nos amamos a nosotros, a todos y cada uno.

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